El aroma poderoso pero refinado del ámbar te lleva al crepúsculo, dejando más espacio para la imaginación. Este viaje está acompañado por el aroma del cedro y el jazmín, con las notas aterciopeladas del nardo desplegándose al amanecer. La niebla adictiva se disipa, dejando el azafrán para alegrar el día.